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Según el
psicólogo suizo Carl G. Jung, la enfermedad es el esfuerzo de la naturaleza
para curar al hombre. Cada órgano del cuerpo humano tiene una conexión directa
con las emociones y los pensamientos. En las disciplinas holísticas se busca
descubrir cómo es esa relación que afecta directamente la salud del ser humano,
trabajando en conjunto todos sus aspectos: la parte física, emocional, mental y
espiritual, para integrarlos. Aquí encontrarás una aproximación a los
significados ocultos detrás de cada órgano y preguntas guía que servirán para
descifrar el conflicto.
La
digestión
El sistema
digestivo se encarga de procesar los elementos materiales de este mundo. En
primera instancia se capta del mundo exterior un elemento, un alimento. Luego,
el sistema digestivo se encarga de diferenciar entre lo asimilable y lo no
asimilable: las sustancias nutricias necesarias serán incorporadas al
organismo, mientras que las no asimilables serán expulsadas del cuerpo. La digestión
tiene una similitud con las funciones cerebrales, ya que el cerebro -la mente-,
procesa y digiere los elementos inmateriales del mundo -ideas- y también con
los procesos emocionales. El proceso digestivo está íntimamente vinculado a la
relación que mantienes con el mundo exterior y cómo procesas la vida.
Los dientes
Los
dientes muerden y trituran los alimentos y representan
la agresividad, la capacidad de agarrar y atacar, de dominar. Las caries
constituyen un síntoma colectivo. Adaptarse a la sociedad significa también
reprimir la agresividad, que sale a la luz en forma de problemas dentales.
Tanto la falta como la explosión de la agresividad denotan represión. Cuando se
habilita lugar para vivenciar la agresividad, ésta se convierte en energía vital.
Agresividad y vitalidad son dos aspectos de la misma fuerza. Los problemas
dentales hablan de la capacidad para "hincar el diente" a ciertas
situaciones de la vida. Las preguntas que pueden guiarte son: ¿cómo vivo mi
agresividad? ¿qué situaciones siento que no puedo enfrentar?
El estómago
El
estómago es el encargado de recibir el alimento incorporado, al mismo tiempo es
quien recibe las impresiones del mundo exterior. Su sentido biológico es el de
aceptar y asimilar el mundo, ya sean alimentos, pensamientos, emociones o
experiencias. Los trastornos estomacales están relacionados con la negación a
asimilar y digerir la realidad que nos rodea, con el temor hacia lo nuevo, con
la falta de aceptación. A veces la realidad resulta pesada y puedes sentir la sobrecarga
en el estómago. Cuando te rehúsas a digerir cierta circunstancia pueden
producirse vómitos, símbolo del rechazo. Quizá eso que se presenta para ser
digerido es algo impuesto que genera un conflicto entre lo que quieres y lo que
vives. Si padeces de problemas estomacales, será de gran ayuda preguntarte ¿qué
(o quién) es lo que no puedo o no quiero asimilar?
El bazo
El bazo
también forma parte del sistema linfático y del sistema inmune. Los trastornos
de este órgano están relacionados con exceso de preocupaciones, inquietud hasta
un punto obsesivo, humillación y fracasos. La persona ha bloqueado la alegría
de su vida, no se permite sentir placer. Disminuye la fuerza para luchar y
hacer frente a los obstáculos de la vida. Existe un sentimiento de vacío y una
actitud de desánimo. Quizá la persona puede, a modo de fachada, reír
externamente, pero en su interior hay llanto. Las preguntas sugeridas son: ¿en
qué aspecto me prohíbo desear cosas que me den placer? ¿Qué me amarga?
Páncreas
El
páncreas cumple dos principales funciones: la exocrina, producción de jugos
gástricos, de índole agresiva, y la endocrina, incluida la producción de
insulina. Representa la alegría y la dulzura de la vida. Cuando existe un
déficit de insulina se produce la diabetes. Si reemplazas la palabra azúcar por
amor comprenderás mejor: el diabético no puede asimilar el azúcar en su cuerpo,
se le escapa a través de la orina. Los alimentos dulces son representaciones de
las dulzuras de la vida. La persona posee el deseo de recibir amor, pero no se
atreve a manifestarlo y vive en la dualidad agresión-amor, ácido y azúcar.
Quien no ama, se agria. Sólo quien es capaz de dar amor es capaz de recibirlo.
¿Cómo puedo abrirme al amor y a la dulzura de la vida?
El hígado
El hígado
es uno de los órganos más grandes del cuerpo humano. Funciona como un
laboratorio: almacena y produce energía, metaboliza y sintetiza los aminoácidos
y desintoxica el organismo. Los trastornos hepáticos pueden estar relacionados
con la valoración que se hace sobre el mundo exterior: la capacidad para
diferenciar lo que es alimento de lo que es veneno, lo que es tolerable de lo
que no. Los excesos enferman el hígado: exceso de alcohol, de grasas, de
toxinas, ya sean materiales -alimentos- o relaciones tóxicas. Los grandes enojos
no expresados causan dolencias hepáticas, al igual que el exceso de crítica y
justificaciones. Las preguntas guía: ¿cuándo soy incapaz de distinguir entre lo
que puedo asimilar y lo que es tóxico para mí? ¿Cuándo soy incapaz de
moderarme? ¿Qué (o quién) me irrita y no lo expreso?
Vesícula
biliar
La
vesícula almacena la bilis producida por el hígado. Ésta simboliza la
agresividad. Este órgano se relaciona con el rencor, la cólera interiorizada,
la injusticia. Al atravesar una circunstancia que se vive como una injusticia,
brota la ira. Cuando esa emoción es debidamente reprimida por preceptos
morales, por ejemplo: "no puedo pegarle a mi jefe porque me
despedirá", ese "veneno" segregado por el cuerpo que no es
exteriorizado se vuelve hacia uno mismo, generando acumulación de rencor y
resentimientos. Algunas preguntas para profundizar son: ¿cómo expreso mi
agresividad? ¿En qué medida huyo de los conflictos?
Intestino
delgado
En el
intestino delgado se analizan y asimilan los nutrientes del alimento recibido.
Se asemeja al cerebro que digiere las experiencias del plano mental. El exceso
de análisis y crítica de las situaciones de la vida llevará a no asimilar los
nutrientes -o beneficios- de lo ingerido. Sentir miedo o angustia por algún
suceso puede llevar a una diarrea. Quien siente temor no analiza las
experiencias, las suelta sin digerir. El miedo está asociado con la pretensión
de aferrarse y controlar la vida. ¿A qué hábitos -mentales, emocionales- me he
aferrado y no quiero dejar ir? ¿Qué quiero controlar?
Intestino
grueso
Aquí la
digestión ha terminado. Se sueltan los desechos, lo que no es útil. Los
problemas en el intestino grueso están relacionados con el miedo a liberar lo
viejo, a dejar fluir los acontecimientos de la vida. Una actitud avara y acumulativa
llevará al estreñimiento, ya que el proceso de soltar implica dar, regalar. La
avaricia puede ser material, emocional o mental. El intestino delgado analiza y
se lo relaciona con la consciencia, el grueso es un lugar donde los desechos
fermentan y se lo relaciona con el inconsciente por ser un lugar de
putrefacción y muerte. El estreñimiento entonces estará relacionado con no
querer dejar surgir a la luz el contenido del inconsciente. ¿Libero el pasado,
lo que no me sirve, con alegría? ¿Dejo lugar para cosas nuevas?
Exterioriza
tus emociones
La vida
contiene una gama infinita de sentimientos y sensaciones. Todas las emociones
son válidas y tienes derecho de sentir enojo, angustia, soledad, entre otras.
Se trata de encontrar un equilibrio en los vaivenes emocionales y mentales,
aceptando lo que surge en cada momento, sin juicio de valor. Para una salud
íntegra que incluya cuerpo, mente y emociones, se necesita encontrar herramientas de expresión que permitan canalizar lo que
sientes en cada momento, respetándote y dándote lugar y, al mismo tiempo,
exteriorizando tu sentir de la manera menos dañina posible. Las disciplinas
artísticas son una gran herramienta de expresión y
pueden resultar terapéuticas.