Desde mi rincón...
http://unateoriadesalud.blogspot.com/2015/04/desde-mi-rincon.html
¡FELIZ DÍA DE SAN JORDI!
¡EL DÍA EN QUE MATAMOS A NUESTROS DRAGONES!
Estoy convencida de que estamos en este mundo para
mejorar como personas, que venimos a aprender y dar lo mejor de nosotros mismos…¿Pero que es “lo mejor”?
Muchos creen que lo mejor está en su aspecto, en lo
que tienen, en lo que consiguen, en más, más y más…
He conocido también personas que no se permiten a sí
mismas un error, siempre se exigen mucho, mucho…y aun con eso, jamás se
sienten satisfechos o con la sensación de haber alcanzado la meta, el objetivo.
A menudo pensamos que estando más guapos, teniendo
más éxito social o empresarial, alcanzando metas fantásticas o adquiriendo más
poder o control sobre lo que nos rodea obtendremos la tan preciada felicidad y
se saciará ese anhelo convertido en deseo desesperado…
Pero eso es lo que suele suceder:
Cuando basamos
nuestra felicidad en el reconocimiento exterior y nuestro bienestar depende de
factores externos, la sensación de frustración te acompaña, camina de la mano,
provocando amargura, cansancio y un terrible sentimiento de infelicidad.
Utilizamos tal cantidad de recursos, de energía, de esfuerzo en ese vano
intento de agradar a los demás, de ser aceptado, para sentirse suficientemente capaz o preparado, para
conseguir determinadas cosas materiales que mostrar… Acabamos hundidos en el Pantano de la Tristeza del que habla el libro “Una historia interminable” de Michael Ende, y en resumen,
INFELICES.
La felicidad que depende de lo que está fuera de
nosotros dura tanto como el instante que ocupa; es muy efímera además de
imposible la mayor parte de las veces, pues todo cambia constantemente a pesar
de que algunos pretendan aferrarse y mantener las cosas como están por los miedos…
pero esto es otra cuestión.
Si nos acomodamos y depositamos nuestra felicidad en
nuestra pareja, en los amigos, en la familia, en el trabajo, en tener u obtener,
nos arriesgamos a estar constantemente expuestos a la insatisfacción.
Visto lo visto, pienso que para ser felices de
verdad, para sentirse a gusto con uno mismo, es necesario reorientar la mirada
hacia nosotros mismos y centrarnos en ser
y olvidándonos del tener como
posesión.
Tener no es malo, siempre que se viva con agradecimiento,
desapego y generosidad, para no convertirnos en esclavos de nuestras “posesiones”,
gastar vanamente la energía en defenderlo y conservarlo para llevarlo a la
tumba, como los antiguos faraones…
Nadie se lleva nada, y las tumbas acaban
siendo saqueadas. A la tierra lo que es de la tierra. Las cosas son para el
disfrute, no para la acumulación y si alguien puede cambiar eso, somos nosotros.
Seamos creativos, inteligentes y prácticos: Las cosas son. Nada nos pertenece.
Todo está para ayudarnos a nuestro crecimiento.
¡Liberémonos pues de las
cadenas del dominio, la posesión y el tener! ¡Centrémonos en lo que somos y
hacemos en cada momento, por nosotros mismos, para crecer, para mejorar, para
que juntos por fin podamos sumar y no competir más!
Todo mi amor, desde mi tierra, de la que soy y a la que pertenezco en ese dia que para nosotros es el Dia del Amor, de mirar al otro...