PERDIDAS...
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Hola a todos¡¡¡
Hay días grises, días tristes, días de ansiedad en todo este
tiempo de espera hasta el día D.
No importa el tipo de cáncer, de tumor o de patología por
la que estemos pasando…el proceso para todos es prácticamente el mismo aunque
cada uno en su propio orden y velocidad. A estas etapas se les conoce como
ETAPAS DEL DUELO.
No importa de que trate la perdida, sino de la emoción que le
acompaña y define la situación…
Imaginemos que vamos felizmente en el metro leyendo nuestro
libro preferido. El día parece estupendo, luce el sol y todo es brillante y
limpio. Entras en el bar antes de ir al trabajo para tomar un delicioso café “expreso”
que te dé un poco de marcha y cuando vas a pagar… Cielos, Donde está mi
cartera?
Nuestra primera reacción será de negación: No puede ser que
no esté aquí. Tiene que estar. No lo he mirado bien. Volveré a mirar. Tiene que
estar, seguro¡…
Después de mil quinientas vueltas a las cosas del bolso, de
haber vaciado todo su contenido en la barra del bar y de haber buscado con
atención en todos y cada uno de los bolsillos de la ropa, sigue sin aparecer y
empieza la negociación: A lo mejor se ha quedado en casa? Quizás se ha quedado
en otro bolso o se me ha caído. Cuando lo he visto la última vez? En la entrada
del metro…
La evidencia empieza a manifestarse con claridad pero
seguimos negociando, según el carácter de cada cual… Quizás solo se ha caído y
un alma caritativa lo ha entregado en correos o a la policía…
Repaso mental rápido y valoración de las pérdidas reales y
futuras: Aceptación del hecho de que la cartera no está… aunque esta aceptación
no implique que eres consciente de las consecuencias del hecho en sí mismo… eso
va viniendo poco a poco cuando vas recordando todo lo que contenía y el valor
real y personal..
Se alternan episodios de tristeza, depresión y apatía con
otros de rabia, ira, impotencia…este es el momento más peligroso para uno
mismo, pues la rabia mal canalizada y sin control puede aumentar las
consecuencias de la perdida de la cartera en si misma…
Y cuando ya has chillado, denunciado, contado, llorado,
despedido de las fotos y los recuerdos perdidos, empleado un montón de tiempo
en denuncias y peticiones de duplicados, presentado justificantes y tratado
casi como un fuera de grupo mientras recuperas tu documentación… ACEPTAS la realidad y dejas marchar…
Pasas por delante de la tienda de bolsos y entras a buscar
una cartera nueva. Has aprendido una
lección, no debe ser tan fácil de quitar, no cometer el mismo error en la
disposición de la documentación y de las tarjetas… Observar mejor el entorno en
el que me muevo es importante para la supervivencia…
Respiro, elijo una cartera nueva con la que volverlo a
intentar. Huelo el cuero suave y sonrío al ver su color. Agradecida salgo de nuevo
a la calle a continuar con mi vida, un poco más despierta, un poco más sabia,
un poco más alerta…
Estas suelen ser las etapas por las que las emociones nos
van llevando ante cualquier tipo de pérdida. Pero aunque las etapas básicamente
son para todos iguales en si mismas, cada uno de nosotros, según su carácter, su cultura,
sus creencias y las emociones que se muevan en ese momento pasara por esas
etapas de distinta manera.
Es muy importante no quedarse atrapado en el bucle de la
pena y de la conmiseración, aunque es lógico, normal y habitual hacerlo de vez
en cuando, pero si entiendes que estas emociones forman parte del proceso del
duelo por tu pérdida, será mucho más fácil levantarse y volver a caminar…sobrevivir.