Una teoría de belleza sin pretensiones filosóficas…

Dedicado a los hijos...

Reflexionemos sobre la familia… ¿Qué me decís de la vuestra? ¿la queréis? ¿Os quieren? ¿Os lleváis admirablemente con vuestros padres y hermanos, tíos y primos?

Ellos constituyen el primer eslabón de experimentación en las relaciones, de vuestras “dotes hechiceras”… los primeros cuya amistad aprendemos a conquistar y conservar. 

¿Os consideráis recíprocamente buenos amigos? O ¿Seguís atrapados en  esa edad ingrata en la que considerabais a vuestro hermano/a un estorbo y un mamarracho?

En el colegio ¿Hacíais sentir a los demás vuestra superioridad? O quizás fueseis de las más estudiosas, con ínfulas intelectuales, presumiendo siempre de que no os gustaban los chicos y de que no soportabais las fiestas? … cosa que nadie creía, ni siquiera vosotras, o acaso os las arreglabais para mantener un agradable equilibrio entre el trabajarse los libros y el acaparar a los muchachos, entre las fiestecitas del colegio y las de tacón alto….

Volver la vista atrás para conocerse a uno mismo... Si sois capaces de recordar como erais a los 8, 10, 13, 16 años ¿podríais deducir de las instantáneas y recuerdos de la niñez el carácter del adulto de hoy? Os apostaría doble o nada que sois aún en gran parte lo que se ve en la fotografía: Esta niña que estaba siempre peleándose con alguien, sigue siendo bastante porfiadora, aquel que para no mostrar su complejo de inferioridad hacia rabiar continuamente a los pequeños, carece hoy de espíritu deportivo; aquella niña que siempre encontraba algo que envidiar en sus compañeros, hoy quizás le resulte difícil ocultar su envidia cuando alguien a su alrededor parece poseerlo todo…

Vuestras ideas se ven…

La gente puede leer cada día en vuestra mirada lo que sentís, las emociones, los pensamientos… los deseos que os acucian aparecen en el rostro como en una pantalla de cine. Es como una proyección de una película y, aunque ahora vosotros  no lo veáis, para el mundo se desarrolla sin interrupción. Si la película es siempre agradable, el reflejo en el rostro llegará a ser permanente, pues se fijara en la expresión de la mirada, en el rictus de la boca y en toda la cara… por lo que os digo: ¡Jóvenes, embelleced vuestra actitud frente a la vida! 

No sobrestiméis siempre a los demás, ni os despreciéis siempre a vosotros mismos. La capacidad que uno adquiere está en relación con el modo en que decidimos enfrentarnos con la vida. Si tenéis que realizar cosas difíciles, prepararos bien de antemano; no improviséis a medida que vayáis avanzando por el camino de la existencia. Meditad el discurso, reunid los materiales, redactad el plan. Luego proceded con orden, empezando por el principio. Las cosas más difíciles, lo primero. 

Pensad que los demás no están en contra vuestra tal como vosotros no estáis en contra de los demás. Haced siempre lo más y lo mejor que podáis y si después alguien dice algo agradable de vuestra actuación, demostrad vuestra satisfacción y prometeos estar mejor la próxima vez, poniéndoos manos a la obra con mayor fuerza. A esto se le llama tener confianza en sí mismo y deberíais practicarlo siempre.

Todo esto puede aplicarse a la actitud que tomamos ante la vida. Adoptad un punto de vista firme y optimista, mirando siempre adelante, sin cambiar de opinión ante las cosas o las opiniones ajenas, como una veleta. Esto requiere disciplina, aunque solo sea para adaptarse a un plan de comidas o seguir ese curso que “necesitáis” u os atrae. Fijaros una meta y apuntad siempre hacia ella. Pero no os encaprichéis con lo imposible. Es natural que todos deseemos realizar algo más grande, pero por favor no pretendáis alcanzar la luna con vuestras manos. Aseguraros que vuestro objetivo, vuestro ideal es el más justo, el que conviene a vuestro temperamento y a vuestra personalidad.

Cada fracaso es una lección que aprendemos, un peldaño que nos ayuda a subir y no una tragedia definitiva…

Con Amor!