Aprendamos a amarnos: Las relaciones de pareja
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CUATRO:
¿TE SIENTES SATISFECHO EN TUS RELACIONES?
¿Cómo
entendemos la relación de pareja?
La relación de pareja, sea del tipo de combinación que
sea, ¿es una relación que te produce felicidad?
Respeto enormemente cualquiera de los caminos por los que
uno opte, siempre y cuando lo haga de una manera libre de condicionamientos
internos o externos.
Si vives solo/a, con uno o varios amigo/as, con un grupo
o comunidad de personas o de cualquier otra forma, está bien si eres tu el que
lo has elegido y así eres feliz.
Personalmente creo en que
una relación de pareja debe de ser sinérgica
e interdependiente.
Sinérgica en cuanto a tener
claro el concepto de que juntos podernos hacer cosas imposibles por separado,
porque aún conservando nuestra identidad personal y el otro la suya, sus
capacidades y las mías combinadas nos brindan muchas más oportunidades y
posibilidades. En resumen: 1+1=3 o más.
Interdependiente, en cuanto
a capaz de compartir juegos, risas, alegrías y penas, dolor y sufrimientos; apoyarse y protegerse el uno al otro; que intercambian pensamientos, opiniones,
sentimientos con el mayor de los respetos y que diariamente eligen amarse. Pero
lo más importante: son capaces de llegar
a acuerdos claros y sinceros de cómo van a vivir la vida conjunta.
Para mi, la sinergia y la
interdependencia son las claves para una relación sana y feliz.
La interdependencia no es ni
dependencia ni independencia
Es la superación de los dos extremos, es ser
capaces de establecer acuerdos, compromisos, o pactos.
En una relación dependiente, las personas son
incompletas, son mitades que buscan su media naranja que les complemente. Uno
de los miembros es el que toma las decisiones, el que piensa y opina,
organiza…vaya “el que lleva los pantalones”. El otro es el que se somete o
rebela frente a las directrices de su compañero/a. Uno Domina y el otro Se
Somete, o es dominado. Lo más habitual es que se cambien las tornas e incluso
se repartan por áreas de dominio y poder, por ejemplo: uno manda en casa donde
el otro no tiene ni voz ni voto y el otro manda fuera y elige por ambos las
vacaciones, las salidas, las inversiones de dinero.
Hay muchas variaciones
sobre el tema de las dependencias. Generalmente cuando utilizan la palabra
“nosotros” lo hacen incorrectamente; cuando dicen “nosotros pensamos” están
queriendo decir “yo he pensado y decidido por los dos”.
La relación independiente,
representa el otro lado. El lado opuesto: “Yo soy yo, tú eres tú. Si tú quieres
hacer una cosa la haces y si yo otra la hago. Si coincidimos vamos juntos y
sino estamos separados. No te necesito para nada”
Esto está bien si tienes en cuenta que esta forma de pensar se dirige hacia el aislamiento, al “cada uno tira para su
lado” y al distanciamiento. ¿Dónde está aquí la posibilidad de compartir? ¡Y lo
gratificante que resulta avanzar los dos un paso para encontrarnos en el camino
y compartir experiencias!
Mi formula, o mejor dicho,
la formula en la que me centro es la de la relación interdependiente:
“Yo soy yo, una persona entera de pies a cabeza
con todas mis posibilidades; tú eres tú, completo también; y los dos juntos
somos NOSOTROS, otra unidad”
Nosotros no funciona si cada
uno no es capaz de respetar y llegar a acuerdos. Ser leal y sincero. Nosotros
perdura mientras existe el respeto y la interdependencia.
El resumen de la formula:
1 +
1 = 1
+ 1 +
1
Tu Yo
Tu Yo NOSOTROS
Con todo esto quiero decir,
que para vivir una relación de pareja sana es imprescindible que yo sea yo
misma al igual que el/ella. Poseemos toda la fuerza y la energía de esa nueva
entidad que se genera que es “la pareja”.
A la práctica representa que
los dos toman elecciones independientes sobre temas propios que incumben a cada
uno por separado, como el trabajo, los estudios, amistades, la ropa que se
compran, los deportes que practican, el cuidado personal y otros… Y además
deciden conjuntamente sobre aquellos asuntos que quieren compartir, como puede
ser: el dinero, la organización de la casa, la educación de los hijos, como van
a vivir la sexualidad, las amistades, las diversiones. Ellos eligen que
comparten y de que forma mediante acuerdos claros.
Ambos están dispuestos a
dejar de hacer hoy aquello que les gustaría para estar al lado de su compañero, con la seguridad en que él también renunciara a otras para estar a tu lado; a
bajarse del burro para encontrarse a medio camino; a repartirse las
responsabilidades cuando las cosas no andan bien y cuando van viento en popa y
a toda vela; a trabajar lo necesario para avanzar, para aprender juntos a
superar las propias limitaciones del YO.
Siguiendo la dinámica de la
que forma parte este taller para aprender a amarnos, revisemos algunos de los
pensamientos erróneos, que de poseerlos no te ayudaran a ser feliz en pareja.
PENSAMIENTOS ERRÓNEOS
·
“Ya
no soy libre”
·
“Ya
me he casado, ya la he pifiado”
·
“Ahora
no podré divertirme; suerte que aproveche antes de conocernos”
·
“Antes,
cuando era libre podía hacer muchas más cosas que ahora”
·
“La
pareja es sacrificio”
·
“No
podré hacer lo que quiera, sino lo que el/ella me pida”
·
“Las
mujeres son dominantes y manipuladoras”
·
“Los
hombres son como niños”
·
“No
puedo: tener amigos, esquiar, estudiar, divertirme,…”
·
“Ahora
tengo que ser responsable. ¡que rollo!
·
“Me
debo a el/ella”
·
“si
no fuera por X seria feliz”
· Seré bueno/a para que no me deje”
·
“Tendré
que complacerle para que esté contento/a; para que me quiera; para que no me
cree problemas; para que no se ponga nervioso/a…”
·
“El
matrimonio es una cruz”
·
“La
convivencia es difícil”
(Añade
tu mismo/a las que tu dices o piensas que son parecidas a estas , pero no
idénticas)
¿Piensas que con estos
pensamientos en la cabeza es posible vivir con satisfacción la relación?
¿Cuáles son las consecuencias lógicas de albergar algunos de los pensamientos
de este tipo, alguna de esas creencias?. Es evidente que no van en dirección de
la felicidad.
ALGUNOS
SENTIMIENTOS DAÑINOS:
Depresión:
Por
no ser tu mismo. Por estar muy pendiente de
complacer y cuanto más te esfuerzas, menos complacido esta el otro. Porque
no recibes suficientes caricias positivas, ya sean físicas o verbales.
Atado:
Te
sientes “atado de pies y manos”. Piensas que no puedes hacer, decir, desear,
entrar, salir… sin el beneplácito de tu acompañante. Crees que ya no eres libre
y como estás muy convencida de eso, no dejas de repetirlo día a día, momento a
momento para convencerte un poco más, hasta acabar amarrada de verdad. Atado a
tus propias erróneas ideas.
Culpa:
No
consigues ser exactamente como el/ella quiere que seas y por ello piensas “soy
malo”. También te hartas de complacer y ser dócil como un corderito y ¡Zas!,
sacas las uñas y haces justamente aquello que molesta más a tu compañero.
Quieres vengarte y además buscas recibir un palo para el que ya has comprado
todos los números.
Agotamiento:
Llevas
sobre tus espaldas tantas responsabilidades que no has elegido, que te han
caído desde fuera o que te has autoimpuesto, que periódicamente te cansas.
Puede ser que fantasees con largarte y que incluso lo hagas; puede ser que
deformes tu cuerpo llegando a “jorobar” o machacar tu espalda.
Mártir: Por
hacer sacrificios constantemente incluidos los que nadie te pide que hagas. Los
“salvas” porque los subvaloras y terminas sintiendo RABIA
Victima:
Como
víctima crees que eres explotado o manipulado y en consecuencia actúas
dejándote utilizar. De vez en cuando, cambias de traje y te conviertes en
perseguidor pero pronto vuelves a la posición inicial. Permites e incluso
buscas ser manipulado, maltratado, dominado…
Rabia:
Porque tu pareja no es como te gustaría que fuera. Porque lo mides y lo juzgas
bajo los esquemas de la educación que has recibido y el otro se aparta de
ellos. Porque esperas que sea un ser perfecto y no aceptas sus limitaciones.
Puedes sentir rabia contra ti mismo por no valorarte lo suficiente.
Miedo:
· A no ser querido. Por eso pones tanto empeño
en ser complaciente al máximo y por ese mismo temor fracasas continuamente en
tu empeño.
·
Albergas la falsa idea de que no eres capaz
de controlar tus emociones y muy particularmente la rabia. Por ese motivo
aguantas mecha, te callas, pero “la procesión va por dentro”. Un día, sucede
algo pequeño, sin demasiada importancia y entonces explotas sin dirección ni
sentido. Dices cosas que ni siquiera piensas y que el otro no entiende: “¿A que
pito viene eso?””¿Pero yo que he hecho para que te pongas asi?”. Después viene
la culpa: “Me he pasado. No debía de haberlo hecho, dicho…”
· Puede
ser que temas perder el control sobre tu sexualidad. Estas a caballo entra la
represión del sexo porque es malo y asqueroso y, vivir todas las experiencias
sexuales que desees, porque el sexo es natural y todos lo hacen… Encuentra tu
punto. Yo elijo el control de mis deseos. Yo gobierno mi sexualidad y no ella a
mi. El límite de mis deseos son las otras personas y asumo controlar mi sexo para
respetar a otros. Eres más libre cuando ante cada elección escojas, no lo que
más te gusta, sino lo que te hace más Persona.
· Otras
emociones del estilo son: inferioridad, inseguridad, superioridad, envidia,
celos, venganza, etc…